Cooperativas y pymes para una sana economía

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Por Manuel Bello Núñez.

Según el Departamento de Cooperativas (Decoop), el cooperativismo “entrega soluciones reales a problemas que no estaban siendo atendidos mediante otra forma de organización, permitiendo así no solo un crecimiento inclusivo y una distribución más equitativa de la riqueza, sino que también fomentando la profundización de la democracia económica y participación ciudadana”.

A su vez, se distingue que el impacto de las cooperativas en la economía se produce en al menos cinco puntos: disminuyen las fallas de mercado, mejorando el funcionamiento del sistema económico e incrementando el bienestar de grupos de personas; cumplen un rol estabilizador de la economía, en especial en sectores que se caracterizan por altos grados de incertidumbre y volatilidad de precios, tales como los mercados financieros y agrícolas; producen bienes y servicios en torno a las necesidades de las personas a las que sirven; adoptan perspectivas de largo plazo, dado que a menudo se convierten en activos productivos para las comunidades en las que operan; y contribuyen a una distribución del ingreso más equitativa, puesto que por concepción este tipo de entidades se forman para garantizar el bienestar de sus miembros, por lo tanto, tienden a redistribuir recursos ya sea a través de más empleo, mejoras en los salarios o simplemente a través de precios más bajos en los productos ofrecidos.

Las cooperativas, generando todos estos positivos impactos en el mercado junto con las pymes, hoy se ven envueltas en un complejo escenario de incertidumbre, ante reformas y trabas que afectan profundamente al mercado interno, dañando sobre todo a las pequeñas y medianas empresas. Son estas, que entregan trabajo y desarrollo regional, las que se verán mayormente afectadas por las nuevas normativas, que no miden su real impacto para este sector.

Chile es una de las economías más abiertas, pero también con mayor concentración, donde unas pocas familias y grupos económicos poseen gran parte del capital económico y empresarial. De esta manera, conglomerados y grupos empresariales quedarán a flote luego de la gran tempestad, sobreviviendo a las pymes y cooperativas, que ven cómo el agua ya les llega al cuello.

La diversificación del capital, del emprendimiento, de las cooperativas, de las pymes, y de todos los que quieren un país para muchos, debería ser el real foco de las políticas y reformas del Gobierno. Es hora de aplicar una política de emergencia de común acuerdo con los privados enfocada en este sector, para impulsar a un país detenido en su crecimiento, ubicado en los últimos lugares de América Latina. De otra manera, no solo se afectará el empleo, la economía y el crecimiento, sino también tendremos un Chile aun más concentrado, centralista, y desigual.

*El autor es presidente Cooperativas A.G.

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